Ingresó en aquella sala blanca y aséptica cuándo resbaló de los brazos de su padre apenas cumplidos los cinco meses. Allí era necesario registrar su identidad.
Él jamás había escuchado aquel nombre. Con tono desdeñoso y sobre su atalaya de arrogante prepotencia dijo: «¿Talía, qué nombre es ese»? Imposible una respuesta. El desconsuelo y la tristeza lo inundaban todo.
Hola preciosa,, la verdad que no veo ninguna reseña que te identifique, una foto, un indicio, cualquier dato que me haga pensar que soy la Ang… que conozco, en cualquier caso algo que no es el título me hace pensar que estoy en un territorio personal muy especial y de no fácil acceso.
Me tomaré mi tiempo.
Un abrazo